Foto de Linda Nylind (obtenida de guardian.co.uk) |
La semana pasada tuvimos la
oportunidad de conversar brevemente con la fundadora de la organización, la
Dra. Rebecca Gomperts, quien nos habló sobre su lucha por el aborto sin
fronteras como un asunto de salud pública y derechos humanos, el control de los
medios por parte de los grupos antiaborto y el rol del activismo en la
despenalización del aborto.
* * *
A finales de la década del 90, una doctora holandesa llamada Rebecca
Gomperts trabajaba en las campañas de la organización ambientalista Greenpeace a
bordo del barco Rainbow Warrior II. Gomperts, quien también se encontraba
en proceso de entrenamiento para convertirse en proveedora de abortos en su
país, vivió entonces una experiencia determinante para el rumbo de su trabajo y
de su vida: en un viaje a varios países de Sudamérica comprendió, por la voz
propia de mujeres latinoamericanas, cómo la penalización del aborto conduce a
un serio problema de salud pública. “Realmente me sorprendió escuchar que era
un tabú tan grande, que era un alarmante problema de salud para las mujeres y
que era ilegal en muchos lugares… Algunas de las historias que escuché
realmente me impactaron…”, dijo Gomperts, no sin antes aclarar que la situación
del aborto en el mundo no había sido parte de su entrenamiento como doctora en los
Países Bajos.
Alarmada por la situación, Gomperts conversó el tema con sus
compañeras y compañeros a bordo del barco de Greenpeace. Uno de ellos le comentó,
sugestivamente, que si ella tenía un barco holandés, la ley holandesa –que no
penaliza el aborto– regiría las actividades del barco en aguas internacionales. Fue en ese instante donde surgió la audaz
y compleja idea que convertiría a Gomperts en una de las principales activistas
internacionales del movimiento pro-choice: desarrollar una clínica flotante en
un barco registrado en los Países Bajos; llevar ese barco a países donde el
aborto es ilegal; y proveer abortos no quirúrgicos seguros y gratuitos en aguas
internacionales (a 12 millas de la costa) a aquellas mujeres que quisieran
interrumpir un embarazo no deseado.
De regreso a su país, Gomperts se asesoró con abogados e investigó y
planificó asuntos importantes como cuáles serían las posibles fuentes de
financiamiento y cómo podrían lograr acuerdos de colaboración con
organizaciones de mujeres en otros países. Y así nació en 1999 la organización Mujeres sobre Olas (Women on Waves). Aunque el deseo de
Gomperts era llevar a cabo su primera campaña en Sudamérica, África o Asia, y
llegó a realizar esfuerzos en Chile y Perú para que el estreno fuese en alguno
de esos países, por razones prácticas Irlanda fue seleccionado como el primer
país a visitar. Así, en el 2001, en una nave llamada Aurora equipada con una
unidad ginecológica móvil habilitada para realizar abortos, Gomperts zarpó
hacia Irlanda junto a otras profesionales voluntarias. Las acompañaban varias dosis de la
pastilla abortiva RU-486 (mifepristona), condones, dispositivos intrauterinos y
pastillas del día después.
Con el viaje a Irlanda, Mujeres sobre Olas inició una travesía que
incluiría viajes a Polonia, Portugal y España. Como era de esperarse, en cada
una de esas visitas la organización tuvo que navegar en contra de la corriente,
pues se enfrentó a dificultades y controversias generadas por quienes se oponen
a su trabajo. Cuando iban de
camino a Irlanda, por ejemplo, el gobierno holandés expresó que la unidad móvil
carecía de una licencia. Aunque
Gomperts aseguró que la licencia sólo era necesaria para realizar abortos en
embarazos de más de 6 semanas y media, el señalamiento del gobierno holandés
fue suficiente para desalentar a las organizaciones irlandesas que colaboraban
con la campaña de Mujeres sobre Olas, de forma tal que al final acordaron que
no se realizarían abortos en el barco.
Esa sería una primera muestra de las presiones externas dirigidas a
alterar los objetivos de la organización.
En Polonia, la embarcación no sólo tuvo que resistir ataques de huevos
y pintura roja por parte de grupos antiaborto, sino que además Gomperts enfrentó
acusaciones criminales que posteriormente fueron desestimadas. Por su parte, en
Portugal, el gobierno les bloqueó la entrada con dos buques de guerra por
entender que representaban una amenaza a la seguridad nacional, cosa que
ocasionó que la Corte Europea de Derechos Humanos resolviera en el 2009 que ese
país había violado la Convención Europea de Derechos Humanos con su actuación. En España, por otro lado, tuvieron que
luchar contra dos hombres que, montados en un bote neumático (“dinghy”) y
utilizando una soga, intentaron remolcar el barco de Mujeres sobre Olas para
impedir que anclara en un puerto de Valencia, mientras que las españolas que
apoyaban a la organización y que se encontraban en el puerto halaban otra soga
para evitar el remolque. Un video
que documenta esta última visita muestra cómo Gomperts, tras varios minutos de
tensión y lucha con los oficiales del puerto, encuentra un cuchillo a bordo,
corta la soga de los oficiales y logra liberar la nave. Ello genera aplausos de los grupos que
acudieron al puerto en apoyo de la organización y Gomperts responde saludando a
la multitud.
¿A qué se debe esa actitud invencible demostrada en situaciones cómo
la que se dio en Valencia?, le pregunto. Con un tono firme, como queriendo dejar claro que sus
convicciones no están en juego, me contesta: “Creo que es simplemente el
compromiso que hacemos todas juntas… Creo que tiene que ver con sentirnos muy
fuertes respecto a lo que creemos y que no nos echaremos para atrás. Pienso que
eso es realmente lo que nos motiva fuertemente a todas, que realmente creemos,
primero que nada, que lo que hacemos es legal, y si no lo fuera aún tendríamos
el derecho a hacerlo porque esto es un asunto de derechos humanos y justicia
social.”
Aunque cada una de las campañas de Mujeres sobre Olas ha involucrado
circunstancias particulares, su elemento común es el exitoso impacto mediático que
han tenido y cómo ello, a su vez, ha operado como un agente catalítico para
fortalecer los movimientos pro-choice locales. En Irlanda, un año después de la visita de la organización,
se celebró un referéndum mediante el cual se propuso enmendar la constitución
de ese país para reforzar la prohibición contra el aborto. El resultado fue la
derrota de la enmienda propuesta por un estrecho margen, cosa que en parte se atribuye
a los esfuerzos del movimiento irlandés pro-choice tras la visita de Mujeres
sobre Olas. En Polonia, una
encuesta reveló que la cantidad de personas que apoyaban el derecho al aborto
aumentó notablemente tras la visita de la organización. En Portugal, la visita de Mujeres
sobre Olas en el 2004 contribuyó a que el aborto fuese uno de los temas debatidos
en las elecciones del año siguiente, hasta que en el 2007 fue despenalizado. Por
último, en España, país que la organización visitó en el 2008, el aborto fue
legalizado en el 2010.
Sucesos como esos reflejan los avances que se pueden hacer en
dirección hacia la despenalización del aborto cuando el activismo pro-choice
logra visibilidad en los medios. De
acuerdo con Gomperts, existe un enorme apoyo subterráneo al derecho al aborto, silenciado
por la autocensura y por el control de los medios por parte de grupos
antiaborto. En este sentido, la
coyuntura mediática es vital para lograr apoyo al movimiento pro-choice pues,
según explica la doctora, “si la gente siente que su entorno está en contra del
aborto, es menos probable que apoyen el aborto, así que cuando se crea
apertura, cuando se crea espacio para hablar sobre el tema, la gente ve que la realidad
es distinta…” Ello implica, a su
vez, cambiar el discurso sobre el aborto como un asunto “defensivo” a un asunto
de derechos humanos y adoptar estrategias proactivas en lugar de sólo reactivas.
Aparte del efecto mediático, las campañas con el barco también han
logrado un fuerte impacto educativo sobre los derechos reproductivos y sexuales
de las mujeres. Además de las
campañas educativas llevadas a cabo por las voluntarias del barco, éste también
porta letreros grandes que contienen un número telefónico que corresponde a la
línea de ayuda de la organización. A través de ese número, que es difundido por
los medios de comunicación como parte de las reseñas del evento, se puede
obtener información detallada sobre el fármaco misoprostol y su uso como
píldora abortiva.
Sin embargo, la realidad es que el efecto concreto de estas campañas sobre
las mujeres que necesitan abortos seguros es muy reducido debido a la capacidad
limitada del barco para proveer servicios. Justamente, en respuesta a las peticiones de ayuda de muchas
mujeres alrededor del mundo que solicitaban un aborto seguro, Gomperts decidió
entonces crear otra organización, Mujeres en la Red (Women on Web). Ésta se
dedica, principalmente, a proveer servicios de aborto médico seguro a través
del internet, enviando las píldoras mifepristona y misoprostol por correo a
aquellas mujeres cuyos embarazos no exceden las 9 semanas y que no tienen
acceso a los medicamentos o a un aborto seguro en su país.
A través de su portal, Mujeres en la Red provee información detallada sobre
el procedimiento de aborto médico o farmacológico. La iniciativa cuenta con líneas telefónicas de ayuda (“hotlines”)
en países donde el aborto está penalizado pero es posible obtener los medicamento
misoprostol y mifepristona, incluyendo a Argentina, Chile, Ecuador, Indonesia,
Pakistán, Perú y Venezuela. Estas líneas son administradas por organizaciones
locales que han sido entrenadas por la organización de Gomperts sobre aspectos
médicos y legales del uso de misoprostol y mifepristona. Su propósito es proveer a las mujeres
interesadas información sobre los fármacos, cómo obtenerlos y cómo inducirse un
aborto seguro. Si los fármacos no
están disponibles en el país de origen de la paciente, entonces la línea de
ayuda la refiere al servicio de ayuda en línea de Mujeres en la Red que, tras
realizar una evaluación médica electrónica y orientar a la paciente, gestiona
el envío de las pastillas por correo.
El servicio electrónico de Mujeres en la Red está compuesto por una
cadena de mujeres alrededor del mundo que contestan 8,000 consultas electrónicas
al mes en 7 idiomas distintos. Está
disponible para aquellos países donde no hay acceso a un aborto seguro,
independientemente si ese país cuenta con una línea de ayuda telefónica o no.
Debido a que la organización es quien gestiona el envío de las pastillas, no
existe riesgo de que la paciente sea timada mediante el envío de pastillas
falsas. Asimismo, como parte del
procedimiento se le da apoyo y seguimiento médico a la paciente en todas las
etapas. Aunque siempre se solicita una donación por el servicio, éste es
gratuito para aquellas que no pueden pagarlo.
El trabajo de Mujeres en la Red no ha enfrentado gran oposición, excepto
por parte del propio gobierno holandés.
De hecho, pocos días antes de entrevistar a Gomperts, el gobierno
holandés –que en el pasado rechazó el trabajo de Mujeres sobre Olas y solicitó el
inicio de investigaciones criminales– expresó a través de su Ministra de Salud
que el uso de píldoras abortivas obtenidas vía internet constituía un grave
riesgo para la salud. Una de las
ginecólogas de Mujeres sobre Olas le salió al paso con un comunicado de prensa
en el cual catalogó el asunto como “alarmismo innecesario” y expresó que la Ministra
haría bien en concentrarse en mejorar el acceso al aborto farmacológico y en el
suministro de información objetiva por parte de las clínicas de aborto.
Gomperts señala que el trabajo de Mujeres en la Red se basa en una
investigación científica en la cual participó y en datos objetivos que
demuestran que el uso de la telemedicina para proveer misoprostol y
mifepristona es seguro. Aparte de ello, según explica, el aborto mediante este
método es un proceso más sencillo y ofrece más participación independiente a la
mujer que los abortos quirúrgicos. Una de las fallas señaladas a los sistemas de salud es la
jerarquía médico-paciente, donde suele ocurrir que el(la) médico(a) proyecta
sus juicios valorativos y se encuentra en una relación de poder o paternalista
frente a la paciente. En ese sentido, el uso de pastillas abortivas en el hogar
rompe esos esquemas que, si bien pueden ser inconscientes, tienen que ver con
la idea de control sobre la mujer. De hecho, una de las campañas educativas de
la organización consiste en proveer instrucciones detalladas sobre el uso de misoprostol,
en un formato imprimible a manera de “sticker” que luego puede ser colocado en
lugares públicos. “Las pastillas le dan a la mujer la opción de decir ‘esta es
mi decisión, por la razón que sea, sin importar si alguien está de acuerdo o
no, no tengo que convencer a nadie más’…”, indica Gomperts. Por esa razón,
opina que los abortos mediante fármacos no deben estar en manos de doctores ni
personal médico, sino en manos de las propias mujeres.
Ello explica la selección de las estrategias poco tradicionales
adoptadas por Gomperts en ambas organizaciones. Mi pregunta sobre si alguna vez consideró una estrategia de
activismo más tradicional al problema de la penalización del aborto, como por
ejemplo a través de cabildeo legislativo, le provoca una reflexión en la cual
concluye: “Lo que pienso sobre el aborto médico, sea legal o no, hayan
profesionales médicos o no, es que las mujeres pueden hacerlo ellas mismas.
¡Qué alivio! ¡Que táctica maravillosa y revolucionaria! … Aún en algunos países
donde el aborto es ilegal la misoprostol es muy barata y se puede comprar en
cualquier farmacia, así que el esfuerzo debe ir dirigido a que las mujeres
sepan sobre eso y asegurarse de que cada mujer tenga acceso a esa información.
Creo que eso tal vez es esfuerzo y dinero mejor invertido que intentar
legalizar el aborto, porque la legalización a menudo viene con restricciones…
casi no hay países donde [el aborto] sea realmente accesible y disponible para
todo el mundo.” No obstante, Gomperts
recalca enfáticamente que todas las estrategias son necesarias y que es
importantísimo que se trabaje por la legalización del aborto porque se trata de
un derecho. “Se necesitan todas
las estrategias, pero la nuestra es muy concreta y directa: asegurarnos que las
mujeres tengan acceso a la información y a las pastillas. … No hacemos cabildeo
directo con los gobiernos pero los grupos con los que trabajamos sí lo hacen”.
Naturalmente, el trabajo de Gomperts y de sus compañeras ha sido
cuesta arriba y no ha estado exento de críticas. Aparte de enfrentar
investigaciones criminales, Gomperts ha sido objeto de la usual censura de
parte de integrantes del movimiento antiaborto, quienes en una ocasión “hackearon”
la página web de Mujeres sobre Olas e incluso han afirmado que Gomperts es una
mujer peligrosa, una “pirata” y que necesita ayuda psiquiátrica. Pero ni eso ni los obstáculos que
surgen en las campañas desenfocan a la activista o a su equipo. Lo que la motiva
es la gratitud de aquellas mujeres que han podido utilizar sus servicios. “Esa es nuestra realidad, las mujeres que
necesitan apoyo… no los insultos de cualquier persona”, señala Gomperts. Su activismo férreo a favor de los
derechos reproductivos de la mujer la han hecho merecedora de varios galardones
a nivel internacional.
La próxima campaña en el barco de Mujeres sobre Olas, cuyo último
viaje fue en el 2008, será el año que viene. Al preguntarle a Gomperts cuál será el país visitado, sonríe
y me dice en tono travieso que aún no se sabe. Luego, al descubrirme observando el contenido en manuscrito
de varias cartulinas colgadas en la pared vuelve a bromear y me advierte: “¡Ese
es nuestro plan estratégico y es secreto!” Me despido con los típicos tres
besos holandeses y al salir, alcanzo a leer una de las consignas del plan estratégico
que sin duda es el norte de Gomperts y de su grupo en su trabajo: “feminismo
práctico”.
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*La autora es una abogada puertorriqueña egresada de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Recientemente obtuvo una Maestría en Derecho (LL.M) de Columbia Law School en Nueva York, ciudad donde trabajó con víctimas de violencia de género. Actualmente reside en Holanda.
Dios ten misericordia de ella, que NO sabe lo que hace! Orare mucho por ella y por todos los pro-aborto (asesinos)
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarFantástico artículo¡¡¡
ResponderBorrarLo único que se consigue es que sigan muriendo más mujeres por acudir a la clandestinidad. el aborto tendría que ser libre y legal en todo el mundo
www.clinicasabortos.com